Inclinate naturalmente a la belleza… a las almas generosas, a toda forma de vida en su increíble misterio…
Y observá hasta agotar tus ojos los seres vivos más simples y pequeños…
Y si tu alma aún así no comprende sobre el Amor y la Creación. Y si tu mente y corazón son incapaces de escuchar al Creador…
Insistí en el silencio… pone tu mente en blanco… y quedate percibiendo los sonidos lejos de la ciudad… sentí los aromos de la vida allí donde los humanos no hayamos invadido y destruido todo… palpá la tierra y las cortezas de los árboles con tus manos, disfrutá de las luces y sombras bajo sus copas… acercate a cualquier curso de agua y mirá sin pensar en nada como esta hace su viaje…
Y si tu alma aún así no comprende sobre el Amor y la Creación…
Volvé a retirarte a esos lugares una y otra vez hasta que te liberés de tu propio ruido… y puedas conectarte con DIOS.
Marcelo Zamora, 21 de agosto de 2016